16.7.10

En busca de sueños.

Eran la 7 de la tarde. Se encontraban en el jardín de su casa. Angélica leía mientras Rosa paseaba distraída la mirada por sus pies. Pensaba en la vida, lo lejos que se encontraban ya sus días de estudiante, en cuanto daría por volver a ellos. Pero el tiempo había pasado, la experiencias quedaban atrás y un vago recuerdo de su habitación de estudiante que sus padres habían alquilada para ella en aquella residencia estudiantil.
Era agosto y el calor las hacía tener que despojarse de las ropas que cubrían sus cuerpos. No había peligro de que nadie las viera, la casa estaba aislada , rodeada de bosque en lo que la vista alcanzaba. Sólo los pájaros y algún avión se oía a lo lejos. Angélica, virtuosa del piano, formaba parte de la orquesta sinfónica nacional. Su otra pasión la lectura, por eso siempre que las giras, los conciertos se lo permitían se escondía tras las páginas de un libro, aislada del resto del mundo. No estaba casada, no tenía novio, ni pensamientos de comprometerse. Para ella la vida ya tenía demasiado compromiso con su profesión viajes, viajes y más viajes ocupaban su tiempo. No faltaba el compañero que le insinuaba el comienzo de una relación pero ella obviaba esas insinuaciones, prefería permanecer como estaba.
Su hermana Rosa le consumía el tiempo que le restaba de sus ocupaciones.

Sus padres hacía 5 años que habían fallecido en un terrible accidente de tráfico, y ella se tuvo que hacer carga de Angélica. Procuró que terminara la carrera de abogada que eligió y la que costo mucho sacrificio terminar ya que ella no estaba dispuesta a sacrificar mucho tiempo estudiando y no se perdía fiesta en la universidad. Tras finalizar ambas se fueron a vivir a la finca que los padres les habían dejado a las afueras de la ciudad.
Ellas, allí relajadas en el jardín, no sabían que el destino les tenía preparada una sorpresa que jamás hubieran podido imaginar.

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